Doula, una palabra desconocida que aparece repetidas veces a partir del momento que empiezas a buscar información acerca del parto. Un oficio tradicional que poco a poco se ha ido recuperando al evidenciarse el acompañamiento emocional como una necesidad primordial de la mujer durante la gestación, el parto y el posparto.
A falta de una definición oficial, tomo prestadas las palabras de una mujer a quien admiro -Adri del Sol-, y que en mi opinión, tiene muy claro aquello de ser doula…
“Una Doula es una mujer que acompaña a otra mujer durante la gestación, el parto y el postparto ocupándose de su bienestar y de sus necesidades generales, especialmente de sus emociones.
Una Doula es defensora y guardiana de la vida, es una mujer que extiende su mano para que otra se apoye en ella: cuida, sostiene, acompaña, contiene, consiente, comparte; cree en la concepción como el fiel reflejo de la explosión creadora; cree en la gestación el parto y la maternidad como el acto sublime a través del cual descubrimos y aprendemos el gran misterio que nos habita en la experiencia humana.
Una Doula acompaña a otra mujer en el mágico y transformador proceso de recuperar la sabiduría de su cuerpo; de recuperar la memoria del parto, olvidada de alguna manera por el intervencionismo exagerado y la medicalización del hecho natural e instintivo del nacimiento; una Doula invita a la mujer gestante a buscar su centro de equilibrio, su centro de poder y re-descubrir la diosa que lleva dentro, esa que sabe parir, que confía y se entrega al fluir del alumbramiento, que resignifica el dolor, que no pelea con él, que lo abraza y lo entiende como parte necesaria del acontecimiento de ser canal para que otra vida llegue a través de ella.
Una Doula invita a la mujer a caminar la gestación bajo la luz de la consciencia, la invita a informarse junto con su pareja, si la hay, para que como ser libre e independiente que es, tome sus propias decisiones y que en ese viaje de nueve lunas se permita no solo prepararse, sino soñar su parto, planearlo y tramitarlo conforme a sus deseos y convicciones.
Una Doula es esencia, una “MUJER QUE ACOMPAÑA A OTRA MUJER”, desde su alma fémina, desde su corazón, pero sobre todo, desde el palpitar de su útero que la une en naturaleza primal con todas las mujeres del planeta.
Diferentes motivos hemos tenido quienes hemos elegido este camino de acompañar a una mujer en el asombroso proceso de la gestación; algunas lo han hecho desde su propia experiencia de gestación y parto, desde ese parir junto con sus crías a una nueva mujer, una mujer madre que cuida, nutre, protege y que es fuente inagotable de amor.
Otras, aun sin ser madres ni haber experimentado la expansión máxima y sublime del cuenco sagrado donde habita la memoria de la humanidad, lo hemos elegido siguiendo la inspiración de este segundo corazón femenino que se reconoce en cada mujer que gesta el infinito. Lo hemos elegido porque a través de nuestro sangrado mensual hemos descubierto el hilo invisible e indestructible que nos une con las demás mujeres. Hemos entendido que desde nuestra primera luna, nuestro cuerpo se ha venido preparando para dar vida, leche, amor… y eso nos hace madres también!!!
Y es que todas tenemos una madre interior, portamos la memoria celular de la primera y de todas las madres de la humanidad, y eso va no solo para acompañar a otras mujeres, sino para maternar-NOS primero a nosotras mismas, abrazarnos y acunarnos, y desde allí dejar fluir la energía de la madre para compartirla con otr@s.
Así pues, ser Doula es un asunto de úteros, una inspiración uterina. Más allá de un proceso de formación, absolutamente necesario para brindar un acompañamiento idóneo y cualificado, es la luz de la energía femenina, la intuición, la sabiduría de las ancestras, la vida del cuenco que da vida, la que en últimas florece en el momento de acompañar a otra mujer.
Y es por esto que necesitamos ser más, ser muchas mujeres que de manera amorosa y consciente decidimos tejernos en el mandala del acompañamiento al nacimiento consciente y respetado para que apoyemos, para que custodiemos la vida, para que nos recordemos y transformemos el mundo trayendo vidas en puritico amor. Y es por esto también que toda mujer gestante merece tener una Doula”.